¿Recuerdan cuando una pandemia nos paró y nos decían que saldríamos mejores…?
La solidaridad de aquellos días hoy parece un espejismo, es como si los propósitos de ese tiempo incierto se hubiesen disuelto como un azucarillo. La prisa ha vuelto a nuestras vidas acompañada de un “yoísmo” extremo.
Y esa velocidad resulta ser incompatible con pensar en el otro, andamos tan ocupados en nosotros que se nos olvida el de enfrente. Estamos hiperconectados con el mundo e incomunicados con los nuestros. Nos sabemos la vida de personas que no conocemos y que ni tan siquiera nos planteamos si lo que nos cuentan es verdad y no somos capaces de preguntar al de al lado ¿cómo estás?, no vaya a ser y nos diga que mal y ¡a ver qué hacemos!
Una vez más nos arrastra la inercia sin detenernos a observar qué pasa a nuestro alrededor. Las mascarillas nos enseñaron a mirar a los ojos, pero pronto lo hemos olvidado o quizás lo que tememos es ver por dentro y descubrir que algo no está bien. Empatía es una de las palabras más escuchadas en los últimos tiempos y, sin embargo, menos puestas en práctica porque incomoda saber cómo se siente el otro de verdad, es mejor ver una sonrisa llena de dientes, aunque detrás de ella haya una pena infinita. Nadie tiene tiempo para sentarse y escuchar, y cuando lo hace, escucha para responder, no para atender. Estamos rodeados de tanto ruido que el silencio nos aterra, hablamos, pero no nos comunicamos… A veces, un solo ¿qué tal estás? puede abrir la puerta de emociones que están encerradas pidiendo a voces salir y no les quiero contar si lo que preguntamos es ¿cómo te sientes?, una de las mejores maneras de decir “me importas”. Ojalá y fuéramos conscientes de lo necesario y lo importante que es poner en valor…
Hoy más que opinión es una reflexión porque creo que en este mundo veloz merece la pena pararse y, de vez en cuando, dejar de ser el centro por si alguien nos necesita o quiere desahogarse o le hace falta que le escuchen o, no sé, simplemente un abrazo de esos que curan, de aquellos que dicen más que palabras, de los que hacen sentir que sea lo que sea, pasará.
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