Podría empezar hablando de que, una vez más, los medios y en especial la “prensa madrileña” somos los culpables de todos los males que acontecen, esto dicen de nosotros en sede parlamentaria… porque claro, resulta que los que gobiernan no son el poder sino “fuerzas progresistas” y nosotros “terminales del poder del dinero”.
No sé si esto merece mucho más comentario o se comenta por si solo. Si precisamente tenemos un país progresista es porque hay medios en los que “esa gente”, para la que dicen que gobiernan, se informan libremente y tienen su propio criterio.
Mi padre fue un periodista de vocación y no precisamente complaciente, pero eso era ejercer su profesión y les aseguro, que en su caso, no era precisamente por dinero sino todo lo contrario, a él le costaba, poniendo los medios, las horas, la pasión y sobre todo el oficio… Momentos complicados en los que informar no era tarea fácil porque no había libertad, era una cuestión de responsabilidad para construir una sociedad libre con derecho a informarse lejos del pensamiento único y de un “boletín oficial de noticias”. Ser periodista nunca ha sido sencillo y menos en esos tiempos en los que te la jugabas hasta dando una noticia de cultura si no seguías el discurso oficial. Para él, ser crítico con el poder no era una cuestión de rebeldía o de parcialidad sino de oficio y de responsabilidad.
A los políticos nunca les gustó la prensa crítica pero siempre convivieron sin, por ello, ser señalados tan explícitamente como ya está siendo alarmantemente costumbre. Es como si los medios tuviéramos que estar justificándonos y poniéndonos en valor constantemente. Son demasiados los frentes que tenemos abiertos: la “infoxicación”, las redes sociales, las Fake news, la sobre información, la desafección de los ciudadanos, el desprestigio, la precariedad… y para rematar, los dedos acusadores de los que de verdad tienen el poder.
Por todo esto, por los que nos han precedido y por los que vienen detrás es por lo que no podemos caer en la provocación, porque somos más necesarios que nunca. Detrás de los medios hay empresas, eso no lo duda nadie, pero también detrás de otros medios hay poderes públicos que cambian Estatutos para manejarlos Si de verdad presumimos de progresistas necesitamos una sociedad libre, con criterio e informada, así que dejen de señalar como si viviéramos en otro régimen y al menos, dejen trabajar, porque son muchos los periodistas que lejos de entender su profesión como un poder la ejercen como un servicio.
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