Un año diferente, un París diferente, un Roland Garros diferente… pero un mismo Rafa Nadal. Esta vez no ha sido en primavera, ha sido en otoño, pero lo ha vuelto a hacer, Rafa Nadal nos ha devuelto la sonrisa, la fe, la esperanza, la certeza, la confianza, la ilusión… Nos ha devuelto esa maravillosa normalidad que tanto añoramos. Hemos asistido felices a lo único extraordinariamente normal de este año extraordinariamente raro. Rafa Nadal ha vuelto a demostrar que no tiene rival, que es el Rey de la República Francesa, que es el mejor deportista de todos los tiempos. Ha conquistado su 13º Roland Garros, lo que significa su 20º Grand Slam.
Y ha conseguido el más difícil todavía: Unirnos a todos los españoles y entre ellos a nuestros políticos. Pedro Sanchez, Pablo Casado, Santiago Abascal, Inés Arrimadas, hasta Gabriel Rufián han twitteado y elogiado a Rafa Nadal y eso sí que es un hito en nuestra historia y más en los tiempos que corren. Por fin hemos encontrado lo que nos une y más nos valdría tomar ejemplo.
Por si lo han olvidado, les recuerdo que el tenista que ayer hizo historia y que ya va camino de convertirse en leyenda, si no lo es ya, hace dos años estaba remangándose y poniéndose las botas para achicar agua y limpiar como un voluntario más en las inundaciones de Mallorca y no sólo eso, sino que además donó un millón de euros para los damnificados. Como no podía ser de otra manera, algunos miserables lo criticaron y puede que esos mismos en su miseria, sean de los pocos que no se alegraran ayer con su gesta, pero bueno, tampoco hay que darles más importancia porque no la tienen.
Rafa Nadal representa todos los valores: la humildad, el respeto, el sacrificio, el honor, la constancia, la generosidad, el pundonor… Esa es su grandeza, la grandeza de un campeón. Todo un ejemplo. Él llegó este año a París y vió la burbuja, el frío, las nuevas pelotas, todo era desfavorable, hasta el público -aunque eso ya es un clásico- pero en lugar de quejarse amargamente, como estamos acostumbrados a hacer, se puso a trabajar porque a él no le valen las excusas, no hay excusas cuando se trata de ser el mejor, cuando se trata de lograr la excelencia en aquello que haces… ¡Tenemos tanto que aprender de él!
Y hoy en el día de nuestra Fiesta Nacional, no habrá desfile, no habrá celebración, porque este 2020 se ha empeñado en que no celebremos, en alterarlo todo. Pero afortunadamente siempre hay motivos para celebrar y en este caso para agradecer. Gracias Rafa por habernos unido, aunque haya sido por una tarde; por habernos hecho felices; por habernos hecho olvidar el coronavirus por unas horas. Por habernos emocionado con tus lágrimas escuchando el himno nacional, por tu coraje, por tu ejemplo y sobre todo, gracias porque gracias a sentirnos orgullosos de ti, hemos sentido el orgullo de ser españoles.
Esther Ruiz
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